Una fiesta popular con música, actividades familiares y una paella popular ha sido el inicio de la celebración del 30 aniversario de Sant Joan de Déu València, que ha contado con la participación de 300 personas, entre otras, la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mònica Oltra.
La vicepresidenta ha querido estar presente y agradecer poder compartir un hermoso día con los Hermanos de San Juan de Dios que “emprendieron esta aventura hace tres décadas, todo un proyecto de fraternidad, un proyecto que va más allá incluso del propio centro, de las viviendas de inclusión e incluso de las personas atendidas, es un proyecto de barrio, un proyecto de ciudad acogedora y de cómo queremos que sea nuestra sociedad.”
Para la directora del centro, Isabel Tortajada, ha sido “un día de compartir mesa, alegría y convivencia”, y ha dado las gracias a todas las personas que han apoyado al centro y a la institución “que nos han acompañado siempre en este caminar de Hospitalidad solidaria, en el que siempre ha estado presente el barrio, el ayuntamiento de València y la Generalitat Valenciana”.






30 años acogiendo y creando oportunidades para las personas sin hogar
La presencia de San Juan de Dios en Valencia se ha desarrollado en dos etapas diferenciadas: desde 1887 hasta 1991, en el Hospital situado en la Malvarrosa reconocido por la atención a infancia hospitalizada, y desde 1992, en el actual centro de acogida para atender a personas en situación de sin hogar, que cumple este año su 30 aniversario.
En 1992 los Hermanos de San Juan de Dios, decidieron centrar su acción en el ámbito social, después de más de 100 años de servicio en el hospital, haciéndose cargo de la gestión del centro de acogida para personas en situación de sin hogar ubicado en el barrio de la Zaidía. Durante los primeros años, se realizaron varias remodelaciones para adaptar el edificio a las necesidades de las personas atendidas. La innovación social y la adaptación de la atención integral para personas en situación de sinhogarismo ha sido una característica de trabajo durante todo este tiempo.
Durante estos 30 años de vida, se ha favorecido la autonomía, participación y vinculación comunitaria de las personas atendidas. El sinhogarismo como fenómeno multicausal, obliga a prestar atención a las particularidades de cada situación e ir adaptando la intervención social a las necesidades que van surgiendo. La entidad ha desarrollado programas individualizados para cada persona, fomentando la promoción de la salud, tanto física como mental. Se ofrece un programa de deshabituación de adicciones para aquellas personas que lo requieren y un programa de terapia ocupacional para aquellas personas que necesitan de apoyo para la recuperación de las habilidades más básicas.
La formación y el acompañamiento para el empleo pretender garantizar poder tener un proyecto de vida estable y no volver a una situación la calle. Desde SJD València se acompaña en la orientación laboral ofreciendo una formación pre-laboral y con certificados de profesionalidad para mejorar la empleabilidad según las demandas del mercado y los perfiles concretos de las personas atendidas. A través del centro ocupacional, se simula un entorno laboral real, con tareas similares a una cadena de producción a través del cual se adquieren habilidades laborales. Otro proyecto es el taller Tándem, abierto al barrio y que ofrece un espacio formativo para la especialización en mecánica de bicicletas.
El centro de acogida es el recurso residencial emblema de la intervención social de SJD Valencia, con capacidad para 50 personas. Junto a la red de viviendas de inclusión, que cuenta con 49 plazas, se ofrece un acompañamiento personalizado y cercano a aquellas personas que durante un tiempo necesitan apoyo para salir de una situación de extrema vulnerabilidad. Un equipo de 30 profesionales, 4 Hermanos y voluntariado, acoge y acompaña a las personas atendidas siguiendo los valores de San Juan de Dios.
Intervención y adaptación social para mejorar la vida personal
A lo largo de estas 3 décadas se ha fomentado la implicación de las personas atendidas, adaptando todo el centro de acogida en un proceso participativo que sigue vigente. La intervención social ha asumido retos importantes a lo largo de todos estos años, materializándose en cambios aparentemente sencillos como: flexibilizando los horarios de entrada y salida, ofreciendo la oportunidad de gestionar la limpieza de las habitaciones, o facilitando el acceso a lavadoras y secadoras para el uso personal de quienes viven en el centro. Todo ello, ha supuesto una mejora en la recuperación de habilidades básicas de la vida diaria de las personas que viven allí.
Repensar los espacios e ir adaptándolos a las necesidades de cada momento es una característica del trabajo en centro. El espacio está vivo y se transforma junto con las personas que allí viven. Tanto es así, que durante 2021 se han pintado las estancias del centro junto con varias artistas ofreciendo la posibilidad de integrar la naturaleza con una pintura mural creando un sentimiento de hogar y pertenencia entre las personas que han participado en el proceso creativo. El arte como herramienta de inclusión es un eje de innovación social desarrollado en los últimos años, con muchos beneficios para las personas atendidas.
Gracias al trabajo en red con entidades referentes en el abordaje del sinhogarismo, así como las administraciones públicas como el Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana, se ha convertido en un recurso de referencia en la atención a las personas en situación de sinhogarismo, acogiendo y creando oportunidades a través de la atención integral de las personas en Valencia. El apoyo del tejido empresarial así como de las entidades de iglesia han dotado de solidez a todos los programas de acción social desarrollados por SJD València.
Atenta a las necesidades de la realidad social del momento y del entorno, la organización ofrece además diversos programas de atención a infancia y familia, una vivienda para la atención de pacientes con vulnerabilidad económica y acompañamiento a la soledad no deseada de personas mayores del barrio. Se ha dado también respuesta a la emergencia humanitaria de la crisis de Ucrania con varias viviendas para la acogida de personas refugiadas del conflicto. La solidaridad también se articula a través de los programas educativos y de sensibilización para conseguir transformar hacía una sociedad más sensible y comprometida con la desigual social.