Los centros de San Juan de Dios en África atienden a más de 50.000 personas al año y ofrecen cerca de 410.000 prestaciones socios-sanitarias. África tiene una población muy joven y un gran potencial social y económico. Sin embargo, afronta grandes retos, entre ellos sanitarios, como disminuir la mortalidad materna e infantil o frenar los casos de malaria y SIDA. San Juan de Dios trabaja para lograrlo, y en esta conversación a dos voces entre el Hno. Paulinus Toh, Superior Provincial de la Provincia Africana de San Agustín, y el Hno. Moisés Martín Boscá, director del Área de Solidaridad de San Juan de Dios en España, desvelamos algunas claves.
Aunque los primeros pasos de la Orden en África se remontan en 1681, no es hasta mediados de los 90 cuando los Hermanos, con el apoyo de algunos colaboradores, empiezan a levantar hospitales y centros sociosanitarios en lugares donde no existen o la cobertura sanitaria es ínfima. Su perseverancia a prueba de epidemias, desastres naturales y guerras, motivada por su compromiso con las poblaciones más vulnerables, ha logrado que la Orden Hospitalaria cuente hoy en día con 29 centros en 13 países de África Subsahariana. La mayoría están dedicados al ámbito sanitario, aunque también cuentan con algunos de atención en salud mental y discapacidad, además de iniciativas sociales para personas en situación de pobreza.




Los centros de San Juan de Dios en África atienden a más de 50.000 personas al año y ofrecen cerca de 410.000 prestaciones socios-sanitarias. Una actividad que se traduce de diversas maneras como, por ejemplo, una cirugía durante un parto que se complica, el diagnóstico y tratamiento de malaria, SIDA o tuberculosis, radiografías y rehabilitación traumatológica tras un accidente, terapia ocupacional para personas con trastorno mental, o educación especial para jóvenes con discapacidad. En todas hay un denominador común, independientemente del país, y es la atención de cualquier persona sin ningún tipo de distinción por origen, género o creencia religiosa. El mismo modelo de atención que la Orden tiene en Europa es el que se aplica en África.
La Orden Hospitalaria aplica el mismo modelo de atención sociosanitaria en Europa que en África
“La gente tiene dificultades para cubrir sus necesidades, entre ellas las sanitarias —explica el Hno. Paulinus—, y con el COVID-19 esto ha empeorado, porque la recuperación económica está siendo muy lenta. En los países donde estamos no hay seguridad social que cubra los gastos sanitarios de los ciudadanos”. El resultado es que muchas personas no acuden al centro de salud, aunque estén enfermas. Los pacientes han disminuido, y no porque estén sanos. “En nuestros centros entendemos que la gente no tiene dinero para pagar, así que constantemente estamos buscamos recursos externos para poder sostenerlos”, afirma. Otro impedimento para las personas enfermas es que no tienen dinero para pagar el autobús o moto-taxi hasta el centro de salud y, si son mujeres, no tienen con quién dejar a los bebés o niños a su cargo, acudiendo en muchos casos a la medicina tradicional más cercana. Si el caso empeora, finalmente pedirán un préstamo para ir hasta el hospital, pero resultará más difícil resolver su dolencia, con peligro de muerte cuando llegan muy graves.
Atender a poblaciones aisladas
El Hno Moisés, que tuvo la oportunidad de viajar por los cinco continentes cuando era director de la Oficina de Misiones y Cooperación Internacional de la Curia General, conoce la realidad de muchas poblaciones rurales. “La comunicación telefónica y por internet, que solucionó en España una parte del seguimiento de pacientes durante la pandemia de coronavirus, allí no es posible. Y en zonas remotas no cuentan prácticamente con ningún tipo de protección”. Por eso, cree que debe reforzarse la prevención, incluyendo a esas poblaciones aisladas, “sin descartar la hospitalización en los casos que se requiera”.
El Hno. Paulinus añade que actualmente la Orden incentiva a todos sus centros en África a impulsar la atención primaria, “especialmente con las poblaciones que no pueden desplazarse hasta el centro sanitario”. Así que, una vez más, surge el asunto sobre cómo conseguir los fondos necesarios para mantener los servicios de atención sanitaria que se prestan, y que son esenciales. En Sierra Leona, por ejemplo, San Juan de Dios lleva años desplazándose a las aldeas de su entorno para realizar campañas de vacunación y seguimiento materno infantil.
Sostenibilidad económica y ambiental
La financiación de un centro sanitario es costosa, ya que implica pagar salarios de personal especializado, equipamiento, medicamentos, suministro energético, etc. En Europa, gracias a que los gobiernos cuentan con fondos públicos y destinan una parte a centros sanitarios, San Juan de Dios cubre con ellos entre un 40% y un 90%, según el tipo de atención asistencial. Sin embargo, en África, donde los gobiernos destinan, en general, pocos fondos a la salud, los centros de la Orden apenas cuentan con financiación pública, situándose entre el 0% y el 10%.
En África la atención de personas mayores, con trastorno mental, discapacidad o en situación de pobreza apenas cuenta con apoyo público
La atención primaria y hospitalaria son las que más reciben, pero la atención de personas mayores, con trastorno mental, discapacidad o en situación de pobreza apenas cuentan con apoyo público. Esto obliga a la institución a cubrir con sus propios medios el coste de esos servicios, que son imprescindibles, pero el Estado no cubre. De todas formas, en todos los países la Orden colabora con los Ministerios de Salud, aunque destaca el caso de Ghana. El Hno. Paulinus cuenta que “allí el gobierno cubre los salarios del personal. Además, desde hace unos años cada hospital debe contar con una unidad de salud mental con consulta externa”. Así que ahora en la mayoría de los centros, entre ellos el Hospital de San Juan de Dios en Accra, cuentan con seis enfermeras especializadas en salud mental enviadas por el gobierno ghanés.
En otros países como Sierra Leona, el gobierno facilita al Hospital San Juan de Dios de Lunsar las vacunas infantiles, y en Liberia el gobierno promueve el programa nacional de atención de SIDA, siendo el responsable nacional el Hospital Católico San José de Monrovia.
El suministro energético es uno de los mayores quebraderos de cabeza en todos los centros africanos, ya que no hay una red estable, por lo que se ven abocados a usar generadores de gasoil. Por este motivo, Juan Ciudad ONGD está impulsando proyectos de energía solar que ya han dotado de paneles, baterías, etc. a la Escuela de Enfermería de San Juan de Dios de Lunsar en Sierra Leona, y este año al Hospital Católico San José de Monrovia. Gracias a estas instalaciones se garantiza que los quirófanos, las urgencias, la refrigeración de los medicamentos, etc. puedan funcionar el máximo de horas al día.
La Orden en África busca fuentes alternativas de financiación a través de aportaciones privadas, donaciones y la colaboración de organizaciones de cooperación como Juan Ciudad ONGD
Pero las necesidades son muchas, así que la Orden en África mantiene una búsqueda constante de fuentes alternativas de financiación a través de aportaciones privadas, donaciones y la colaboración de organizaciones de cooperación como Juan Ciudad ONGD. En este sentido, el Hno. Moisés apuntó que recientemente en España San Juan de Dios ha creado el Área de Solidaridad, “en la que Juan Ciudad ONGD es una parte muy importante, junto con la obra social, el voluntariado y la sensibilización, porque también queremos que toda esta realidad de servicio que se hace fuera de nuestro entorno cercano, trascienda”.
Tecnología y comunicación
Por otro lado, la electricidad alimenta los dispositivos digitales, que tienen tantas ventajas. “Durante la pandemia la gran mayoría de las reuniones fueron online, así que lo seguimos priorizando, y hemos reducido drásticamente los costes de los viajes que realizábamos antes”, explicó el Hno. Paulinus. También se ha introducido las tecnologías de la comunicación en los servicios sanitarios de los centros, mejorando el seguimiento de los pacientes y la elaboración de informes.
Esta transformación digital, sin embargo, debe ir acompañada de una inversión sostenida, por las constantes actualizaciones que requieren equipos y software. “Efectivamente eso supone inversión e inversión. Cuesta allí y aquí —afirma el Hno. Moisés—. Porque implica capacitación, equipos físicos, seguridad, protección de datos, etc. y no podemos quedarnos al margen”.
El papel de la cooperación
El ámbito de la cooperación internacional, que ha ido cambiando para dar una respuesta más eficaz a las necesidades que pretende paliar, ahora se guía por la Agenda 2030, y la Orden Hospitalaria contribuye con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el nº3 sobre Salud y el Bienestar.
El Hno. Paulinos manifestó que le gustaría que la cooperación fortaleciera el papel de los centros de San Juan de Dios en África, afrontando el gran reto de la carencia de profesionales sanitarios especializados.
El Hno. Moisés recordó la figura del hermanamiento entre centros parejos de San Juan de Dios de España y África. “Una fórmula que beneficia a ambos mutuamente, aunque en el ámbito de la formación, los profesionales españoles deben ir allí para conocer la realidad y los medios concretos, adaptando esa capacitación”. Si no, no será eficiente.
Hno. Paulinus: una población sana significa que tienes la fuerza de un pozo sano, y puedes educar e impulsar el país hacia adelante
Por otro lado, el Hno. Paulinos recordó que el voluntariado de Juan Ciudad ONGD ya ha demostrado ser otra vía útil, cuando la persona pasa estancias prolongadas y comparte su conocimiento con el personal local. Ante la pregunta que siempre hacemos a nuestros invitados sobre cuál sería su primera medida si fuesen presidentes, los dos coinciden en la creación de un foro plural que responda a las necesidades de todas las personas. El Hno. Paulinus, además, dijo que priorizaría el sector sanitario, “porque una población sana significa que tienes la fuerza de un pozo sano, y puedes educar e impulsar el país hacia adelante”.