Para San Juan de Dios las personas mayores aportan una riqueza experiencial difícil de igualar, además de atesorar un enorme potencial. Para comprobarlo basta escucharles. Su cuidado, que requiere un abordaje multidisciplinar adaptado a las necesidades concretas de cada persona a nivel físico, mental y espiritual, se realiza en distintos centros y servicios en España.
San Juan de Dios atendió en 2021 a 573 personas mayores en los siete recursos asistenciales y residenciales repartidos por todo el territorio español. Estos centros cuentan con profesionales que trabajan de manera interdisciplinar, y que comparten el modelo de San Juan de Dios, con un estilo basado en los valores que identifican a la institución.
La doctora Ana Rodríguez, geriatra del Hospital Santa Clotilde en Santander, tiene muy claro que los centros de la Orden en España proporcionan “una asistencia individualizada, holística, con una visión de equipo interdisciplinar, en el que todos los profesionales que atienden a la persona, trabajan con los mismos objetivos para conseguir su rehabilitación integral, además de mejorar la humanización de la asistencia”. El principal objetivo de los hospitales cuando hay que atender a una persona mayor, en palabras de la misma geriatra, “es conseguir la rehabilitación para que vuelva a ser lo más autónomo posible en los actos de su vida diaria y que vuelva a su entorno habitual en las mejores condiciones”.
Los mayores reciben la estimulación necesaria para conservar y mantener su potencial como agentes sociales activos
San Juan de Dios gestiona en España siete dispositivos para la atención de personas mayores, básicamente, residencias de estancia permanente o temporal, y viviendas tuteladas o autónomas, con un 92,94% de índice de ocupación. La Orden también administra otros recursos como centros de día, hospitales especializados (psicogeriatría, atención de Alzheimer y otras demencias, enfermedades neurológicas y final de vida), hospitales generales (geriatría, paciente crónico complejo, recuperación funcional, cuidados paliativos, atención domiciliaria), tutelas, atención domiciliaria (con cuidadores/as), centros de inclusión residencial para personas sinhogar y comedores sociales.
Del total de personas mayores atendidas en la Orden, el 53,5% son residentes con demencia; el 33% son residentes con dependencia moderada; el 25,8% son dependientes severos; el 22% son residentes autónomos, y el 19% restante corresponde a grandes dependientes.
Cuidar la salud física, mental y espiritual
La persona es la razón de ser en San Juan de Dios, el eje de la asistencia y del cuidado; y se trabaja para conseguir un entorno adaptado, terapéutico y seguro, intentando reportar en los profesionales mejoras de seguridad, físicas y emocionales. Para el doctor Josep Pifarré, director asistencial de la Orden Hospitalaria en España, “el modelo de San Juan de Dios pretende ser un modelo de atención integral, que incluya el resto de necesidades de la persona. Inclusión e integración, entorno de vida y proyecto”.
Para ello también se investiga sobre cronicidad, envejecimiento y final de vida; se cuenta con programas de sensibilización y voluntariado contra la soledad no deseada, así como para promover el envejecimiento activo y el buen trato hacia las personas mayores; además de formar a cuidadoras/es profesionales en el marco de un proyecto de inclusión sociolaboral con personas en riesgo de exclusión.



Todos estos dispositivos y programas están enfocados como puntos de envejecimiento activo. En ellos, los mayores reciben la estimulación necesaria para conservar y mantener su potencial como agentes sociales activos. Algo que se impulsa desde San Juan de Dos a través de múltiples propuestas de estimulación como la musicoterapia, la estimulación cognitiva con métodos multimedia, la terapia asistida con perros, la horticultura, el parque biosaludable, la estimulación multisensorial y la arterapia.
Empatía y escucha frente a la soledad
La edad, la enfermedad u otras circunstancias pueden limitar la autonomía de algunas personas, creándoles la necesidad de recibir una atención especial de manera transitoria o permanente. En algunos casos, las dificultades de las familias o la soledad, obligan que sea cuidada fuera de su entorno habitual.
El sentimiento de pérdida que puede acompañar a esa persona se debe compensar con el sentimiento de enriquecimiento que da la experiencia, los recuerdos y la empatía del entorno. Así lo ratifica la doctora Angela López Tarrida, del Hospital San Juan de Dios del Aljarafe, “sentirse escuchado es la mejor manera que tiene una persona de sentirse reconocida, esta es la mejor medida que podemos tomar con nuestros mayores para mejorar su calidad de vida y su salud”.
A pesar de la situación de fragilidad o de gran dependencia en la que viven algunas personas, en San Juan de Dios son atendidas respetando su dignidad y dando respuesta profesional a sus necesidades físicas, psicológicas, sociales y espirituales. Lola García, residente en la Residencia San Juan de Dios de Granada, eligió esta residencia porque “una amiga mía estuvo aquí y pude comprobar su humanidad y el trato tan directo y tan humano que tienen hacia la persona; además soy cristiana practicante y aquí ofrecen servicio religioso cada día”.
También se trabaja con las familias. Se realizan acompañamientos y formación para que puedan comprender la nueva situación de su pariente y saber cómo atenderlo. Se les orienta y se trabaja conjuntamente en el cuidado de la persona dependiente. Algunas familias llegan a los centros de San Juan de Dios con dudas, pero en cuanto son acogidas se dan cuenta que han encontrado una nueva familia y una nueva casa que les recibe con los brazos y el corazón abiertos, y algunas de ellas así lo hacen saber.
La soledad no deseada se puede paliar con escucha y empatía, como demuestra el voluntariado de San Juan de Dios
Otra pieza fundamental es el voluntariado de San Juan de Dios, compuesto por cerca de 4.500 personas en España. De ellas, el 22% se vincula al ámbito de las personas mayores. Una de estas personas es Flora, que acude a uno de los dispositivos del Parc Sanitari Sant Joan de Déu en Esplugues de Llobregat. Ella eligió hacer voluntariado con las personas mayores por una experiencia personal con la madre de un amigo, “estas personas me dan tanto… ¡es tan gratificante venir hasta aquí a pasar la mañana con ellos! Sin hacer gran cosa, les hago compañía, les doy mi cariño, mi atención… pero, en realidad, son ellos los que me lo devuelven con creces. Siempre me voy satisfecha y plena”.
Con la mirada abierta a los nuevos retos
El futuro no es más que continuar evolucionando, atentos a las necesidades de la sociedad, con el estilo que identifica a la institución, basado en el valor de la la Hospitalidad. El proyecto más inmediato es el nuevo módulo residencial de 25 plazas del Hogar y Clínica San Rafael de Vigo, dedicadas a la atención de mayores con discapacidad intelectual con necesidades de apoyo y asistencia.
Ante los nuevos retos los profesionales de San Juan de Dios se mantienen ilusionados, tal y como señala el director asistencial, “nuestra misión es cuidar a las personas más desfavorecidas. La gente mayor es un colectivo vulnerable, y dentro de él, hay subgrupos todavía de más riesgo. Pensemos en personas dependientes, enfermas y con problemas sociales o de soledad. Es allí donde hemos de fijar la mirada, detectar necesidades no cubiertas y aportar propuestas imaginativas e innovadoras. Un ejemplo es el proyecto de atención a las personas mayores en extrema vulnerabilidad y sinhogarismo, pero hay muchos otros”.



Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cifra de personas de 60 años o más habrá aumentado en un 34% en 2030. Para 2050, la población mundial de personas mayores será más del doble y alcanzará los 2.100 millones, así que, ante este aumento de la esperanza de vida, la sociedad se marca nuevos retos que han de abordarse desde una visión global y centrada en la persona.
Sin embargo, al aumentar la supervivencia, también aumenta la necesidad de atender a personas con mayor dependencia por pérdida de su autonomía. En opinión del doctor Pifarré “las necesidades de las personas mayores de manera frecuente se han minimizado y considerado poco en nuestra sociedad”.
El anciano no es material de descarte, sino una bendición para la sociedad. Si a la vejez no se le permite vivir dignamente, se le destina a cerrarse en un abatimiento que quita amor a todos (Papa Francisco)
Desde los centros de San Juan de Dios que atienden a personas mayores, se promueve el envejecimiento saludable y se fomenta la capacidad funcional que permite a estas personas ser y hacer lo que ellas prefieran. “Después de la pandemia, en San Juan de Dios nos dimos cuenta —explica el doctor Josep Pifarré— que el aislamiento había dejado otras repercusiones, no sólo en las personas que viven en residencias sino también en las personas que viven en sus domicilios, alejados de sus familias y amistades. Esta realidad nos ha hecho aprender y abrir la mirada a otras necesidades que quizás, aunque presentes, no veíamos de manera nítida. Un ejemplo es la soledad no deseada.”
La Orden, siempre atenta en detectar nuevas realidades, ha iniciado una campaña nacional de sensibilización que, bajo el nombre de “Monólogos de La Vida Misma”, da voz a las personas mayores y la situación de soledad no deseada, aislamiento y exclusión social en que viven muchas de ella, animando a la ciudadanía a realizar pequeños gestos que pueden ir cambiando esta realidad.
San Juan de Dios reconocía a la persona vulnerable y la situaba en el centro de todo. “Es algo que está en nuestro ADN y que cada día se lleva a cabo en cada centro de San Juan de Dios, de manera íntima y callada —en palabras del director general de San Juan de Dios en España, Juan José Afonso—, reconociendo a la persona vulnerable y situándola en el centro de todo, con mucha responsabilidad, con todo el respeto y, sobre todo, ofreciéndole nuestra Hospitalidad sin reservas”.