Hno. Manuel Armenteros: «Los valores de San Juan de Dios siguen siendo plenamente actuales»

Formado en enfermería, con un máster en Cuidados Paliativos y otro en Pastoral de la Salud, el Hno. Manuel ha estado destinado en centros de San Juan de Dios de Jerez, Tenerife, Málaga, Córdoba, Sevilla y desde marzo de 2021 es el superior del Centro Asistencial SDJ de Málaga.

¿Cuándo descubrió a San Juan de Dios?

Fue a través de un primo que estaba estudiando la EGB en el colegio apostólico de Córdoba, y cuando empezó sus estudios de bachillerato (BUP) en la escolanía de Ciempozuelos, me fui yo también a estudiar allí.

A la vez que estudiaba me fui planteando el tema de mi vocación como Hermano de San Juan de Dios, ya que había leído alguna biografía de San Juan de Dios, y me gustaba el trabajo y testimonio de los Hermanos con los enfermos mentales de Ciempozuelos.

¿Por qué hoy sigue siendo tan importante la figura de San Juan de Dios?

Porque en la sociedad consumista y mercantilista en la que nos ha tocado vivir, donde uno de los muchos valores que hemos perdido es el sentido de la gratuidad, San Juan de Dios brilla con luz propia como una persona que supo amar. No solo supo dar cosas, sino que se dio a sí mismo a los demás hasta morir desvencijado.

Su vida centrada en Jesucristo, des- de su conversión, de sentirse querido y amado gratuitamente por Dios, le lleva a una coherencia de fe y vida entre lo que dice y hace. Su persona y su vida revelan porque hace lo que dice. Es un profeta de la Hospi- talidad en la Granada del siglo XVI. Su persona, su vida, sus principios y valores, siguen siendo plenamente actuales en este siglo XXI.

¿Cómo describiría el carisma de la Orden Hospitalaria?

Como todo carisma, de plena actualidad. Como Hermano hospitalario estoy llamado a ser profeta de la Hospitalidad, en este mundo tan difícil y cambiante que me ha tocado vivir.

Ser Hospitalidad es la dimensión que fundamenta mi vida. Esto requiere que saque a la superficie de mi ser una serie de actitudes como la empatía, acoger, respetar, asistir, compartir, servir, sanar, reconciliar, saber escuchar, servir, ayudar, comprender, ser tolerante, saber dialogar, ser paciente, ser prudente, no juzgar, ser responsable, humilde, saber trabajar en equipo.

En definitiva, es dar cada día lo mejor de ti. Vivir con pasión la Hospitalidad y mi vocación. Me siento llamado a ser hospitalario y que San Juan de Dios siga vivo.

Cuando llegó la primera ola de la pandemia de la COVID-19 era superior de la Residencia San Juan de Dios de Sevilla para personas mayores, viviendo momentos muy difíciles, con la pérdida de dos Hermanos y algunos residentes.

Entre otras muchas cosas, la pandemia de la COVID -19 ha puesto de relieve la importancia del acompañamiento, más allá del cuidado. Algo que siempre ha estado presente en SJD. Desde su experiencia en cuidados paliativos, ¿nos puede contar por qué?

Porque por desgracia, no siempre se puede curar, pero sí se puede seguir cuidando, acompañando, aliviando y consolando el sufrimiento que la enfermedad conlleva. Cuando nos visita una enfermedad grave, mortal, vemos frente a un espejo nuestra vulnerabilidad, nuestra fragilidad. Nuestra autosuficiencia se viene abajo cuando necesitamos que otros nos cuiden.

Una de las actitudes que ha perdido mucho personal médico y de enfer- mería es el de la empatía; ponerse en el lugar del otro y pensar: si yo estuviese en esa situación, como me gustaría que me tratasen a mí.

A veces la mejor forma de acompañar es estar ahí físicamente en silencio, porque las palabras sobran, estorban, solo la presencia física, sin más, llena. Este acompañamiento no solo es a la persona enferma, sino también a la familia, sabiendo que te tienen ahí cuando te necesitan, sin juzgar, escuchando, comprendiendo, apoyando, contagiando esa energía positiva que todos llevamos dentro.

Recientemente los Hermanos habéis consolidado vuestra estructura en la Provincia San Juan de Dios de España, con 80 centros que atienden a personas enfermas y en situación de vulnerabilidad. ¿Qué beneficios aporta este paso?

En la gestión de los centros, unir criterios y sinergias para un mejor aprovechamiento de los recursos que se dispone.

Y en cuanto a vida de Hermanos, una mejor reagrupación de las comunidades, siendo un momento clave para replantearnos cómo que- remos vivir o hacia dónde tenemos que caminar como religiosos de San Juan de Dios, en la sociedad que nos ha tocado vivir hoy.

Esto requiere no solo un planteamiento serio de cambio de estructuras, sino también un planteamiento serio a nivel interior personal y comunitario, que nos pide a veces salir de nuestras zonas de confort para vivir con pasión nuestra vocación hospitalaria.

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