La exposición durante el embarazo a contaminantes ambientales puede actuar en el desarrollo y salud fetal e influir de esta manera en la salud futura del niño e incluso en la edad adulta.
El estudio FAROS del Hospital Sant Joan de Déu constata que durante los días de alta polución se registran más infecciones por rinovirus y hay más ingresos de bronquiolitis.
En los últimos años, el cambio climático está transformando la economía y fisonomía de los países y está sometiendo a la población que vive en ellos a temperaturas extremas, olas de calor y frío, desastres naturales, epidemias, falta de agua… España está considerado como uno de los países europeos más vulnerables al cambio climático.
A este fenómeno se suman otros factores ambientales que inciden negativamente en la salud de las personas como la contaminación del aire, ruido, contaminantes orgánicos persistentes, pesticidas y agentes químicos, entre otros. En este contexto, el Observatorio para la promoción de la salud del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, FAROS, analiza en su último informe las repercusiones que todos estos factores ambientales tienen en la salud infantil. El trabajo ha sido coordinado por especialistas del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona y del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por Fundación “la Caixa”.
Los niños son más vulnerables que los adultos a los riesgos ambientales y lo son incluso antes de nacer. La contaminación atmosférica, los contaminantes orgánicos persistentes, pesticidas y agentes químicos a los que se exponen las gestantes durante el periodo de embarazo tienen consecuencias perjudiciales en la salud, metabolismo, neurodesarrollo y función respiratoria e inmunitaria del recién nacido, y no solo durante el período perinatal sino también durante la edad adulta.
Algunos estudios apuntan que algunos contaminantes ambientales pueden llegar a la placenta del embrión e incluso modificar el ADN del bebé. Es por ello que los expertos aconsejan a las parejas que desean tener descendencia que tengan especial cuidado con la exposición a estas substancias –evitando la utilización en casa de productos que pueden contener substancias químicas y cuidando su dieta- incluso antes de concebir a la criatura.